Importancia de la televisión pública
En sociedades tan complejas como las existentes en las democracias actuales, considero muy positivo y necesario la existencia de televisiones de titularidad estatal que tengan el compromiso de realizar un servicio público.
Es importante ofrecer al espectador las claves para interpretar la compleja realidad social. También es indispensable que los medios promuevan la diversidad y den voz a las distintas minorías con el objetivo de facilitar el entendimiento y la evolución social. Estos servicios, junto a muchos otros, no propician la espectacularidad y el vacío de contenido que a tantas masas mueve en los últimos tiempos. Las televisiones privadas, que basan su éxito en la financiación publicitaria y por lo tanto en el éxito de audiencias, no estarán dispuestas a ofrecer informativos de calidad que cumplan principios como los que hemos visto, puesto que su rentabilidad será muy inferior a la de un espectáculo de luz y color. No se le puede pedir a la iniciativa privada, que siempre busca el máximo beneficio, que realice un servicio público y que, por ejemplo, atienda a las minorías.
Sin embargo, del mismo modo que la televisión pública es muy necesaria, veo igualmente útil la televisión privada, precisamente para permitir la diversidad, para crear otras voces además de las estatales. Además, no olvidemos que en el fondo, con sus programas en busca de las grandes audiencias, las televisiones privadas también realizan cierta labor social: entretener al público.
Es importante ofrecer al espectador las claves para interpretar la compleja realidad social. También es indispensable que los medios promuevan la diversidad y den voz a las distintas minorías con el objetivo de facilitar el entendimiento y la evolución social. Estos servicios, junto a muchos otros, no propician la espectacularidad y el vacío de contenido que a tantas masas mueve en los últimos tiempos. Las televisiones privadas, que basan su éxito en la financiación publicitaria y por lo tanto en el éxito de audiencias, no estarán dispuestas a ofrecer informativos de calidad que cumplan principios como los que hemos visto, puesto que su rentabilidad será muy inferior a la de un espectáculo de luz y color. No se le puede pedir a la iniciativa privada, que siempre busca el máximo beneficio, que realice un servicio público y que, por ejemplo, atienda a las minorías.
Sin embargo, del mismo modo que la televisión pública es muy necesaria, veo igualmente útil la televisión privada, precisamente para permitir la diversidad, para crear otras voces además de las estatales. Además, no olvidemos que en el fondo, con sus programas en busca de las grandes audiencias, las televisiones privadas también realizan cierta labor social: entretener al público.
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